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El nacimiento de un hijo es un momento lleno de emociones, una
experiencia inolvidable que marca la vida de una mujer y su familia. A veces,
no todo sale como se esperaba, y el nacimiento ocurre por cesárea. Entonces,
muchas mujeres suelen cuestionarse qué sucederá con sus futuros embarazos y
partos.
Se preguntan si han quedado “destinadas” a futuras cesáreas,
o quizás tengan la oportunidad de experimentar un parto natural.
Existe una frase en inglés muy utilizada años atrás: “Once a cesarean, always a cesarean”
(“Una vez cesárea, siempre cesárea”.) Esta concepción fue la regla durante el
último siglo. Sin embargo, cerca del año 1980 los Partos Vaginales Después de
Cesárea (PVDC) comenzaron a
popularizarse en Estados Unidos, creciendo su frecuencia de forma notable.
Lamentablemente, debido a diversos factores socioeconómicos esta tendencia ha
comenzado a descender, y la controversia sobre el tema sigue vigente.
“Con una cesárea previa la
rotura uterina es el principal temor”
El principal temor al intentar un parto con una cesárea previa, radica
en la posibilidad de rotura uterina. Se han realizado extensas y diversas
investigaciones al respecto, y todas llegan a conclusiones similares. Existe un
riesgo menor al 1% de que esto suceda, varios estudios indican un 0,4%, del
cual solo una cuarta parte implica una rotura uterina grave.
A partir de estos resultados, tanto la Organización Mundial
de la Salud
(OMS), como varias sociedades de ginecología y obstetricia en el mundo, recomiendan
intentar el parto vaginal después de una cesárea.
La clave está en planificar
Es ideal comenzar a pensarlo desde antes de quedar nuevamente
embarazada. La mamá puede asesorarse sobre los distintos centros de salud y sus
médicos tratantes. Puede consultar por los índices de PVDC de la institución, y
principalmente, del ginecólogo que se elija. Al averiguar esta información con
anticipación, la mamá puede cambiarse de institución o de seguro médico antes
de quedar embarazada; de lo contrario, es más difícil que un centro de salud la
acepte.
Es recomendable poder elegir el médico que acompañe el embarazo y el
trabajo de
parto. Las mamás nos tenemos que animar a visitar a más de un
ginecólogo, y preguntarle todas las dudas que podamos tener. Este tiempo de
planificación es sumamente importante, es más difícil elegir un médico cuando
ya estás embarazada. Una forma de averiguar el porcentaje de PVDC del médico,
es preguntarle “¿De las últimas mujeres que atendió con cesárea previa, cuántas
lograron un parto vaginal?” Si su respuesta es cercana al 70%, podemos estar
seguras que es el doctor indicado.
De todas formas, también tenemos que saber que nunca es demasiado tarde
para pedir una segunda opinión. Existen diversas instituciones que apoyan, como
también excelentes profesionales que pueden brindar su perspectiva. Al momento
del trabajo de parto, la mamá y su familia deben de sentirse seguros del
personal que la acompaña, tienen que confiar que la mamá puede lograrlo, y
estar junto a ella para apoyarla.
Una forma de lograr este apoyo, se encuentra en la compañía de una doula.
Una doula es una persona experimentada
en la ayuda al nacimiento que provee de soporte continuo, información y apoyo
emocional y físico a las mujeres embarazadas, antes, durante y después del
parto. Forma parte del personal de salud pero a diferencia de las parteras no
realiza tareas clínicas. Existen investigaciones que indican que su
presencia en el trabajo de parto reduce su duración y el porcentaje de
cesáreas. Si por alguna razón la mamá no puede obtener el apoyo de una doula o,
simplemente, prefiere que no haya otra persona además de su pareja, es
imprescindible que el acompañante esté preparado. En este sentido, para que el
acompañante realmente apoye a la mamá, es vital que asista a talleres de parto,
a charlas sobre la temática, y se informe sobre medidas de comodidad, es decir,
masajes o técnicas que ayudan a aliviar el dolor.
Si el embarazo es normal, y la mamá pudo prepararse, haciendo ejercicio
y cuidando su nutrición, es probable que pueda tener un PVDC. Sin embargo, a la
hora del trabajo de parto, es recomendable que tenga en cuenta ciertos
elementos. En primer lugar, tener presente que en nuestro país cuando hay una
cesárea previa, no se realizan inducciones de forma artificial. En caso de que
la mamá llegue a la semana 41 y el bebé no haya querido nacer, deberá procurar
formas naturales de desencadenar el parto. En los PVDC para sortear posibles
complicaciones no se coloca oxitocina, ni se realiza ninguna maniobra que aumente
la intensidad de las contracciones.
Respecto a la analgesia, se recomienda no utilizarla, para que de esta
forma la mamá pueda sentir las contracciones, y discernir si existe un dolor en
la cicatriz de la operación.
Otro elemento a tener en cuenta, es la necesidad de
mantener diferentes posturas durante el trabajo de parto. No es aconsejable
estar permanentemente recostada. Variar posiciones y probar ejercicios, no solo
colabora con el posible dolor de las contracciones, si no que también ayuda al
proceso natural del trabajo de parto. En este sentido, la presencia de una Doula
es de gran ayuda.
Requisitos
El más importante de todos los requisitos para intentar un parto
vaginal luego de una cesárea es el deseo de la mujer. Muchas mujeres quedan con
un sabor agridulce de la primera experiencia, y anhelan poder experimentar un
parto vaginal. Esta voluntad es extremadamente importante para conseguir el
objetivo.
El segundo requisito es la información. La mamá deberá estar plenamente
informada sobre los riesgos y beneficios del PVDC. Es recomendable que
participe de charlas sobre el tema, y que se ponga en contacto con
instituciones vinculadas. Escuchar otras experiencias similares es sumamente
enriquecedor, es una forma importante de sentirse contenida y acompañada.
Finalmente, pero no menos importante, es el apoyo del personal de
salud. La mamá debe sentir que su médico la apoya en la decisión y que va a
hacer todo lo que esté a su alcance para conseguirlo. La partera, enfermeras y
nurses también tienen un rol fundamental en brindar palabras de aliento y
confianza a la mamá
Lo natural
Existen formas
naturales de inducir el trabajo de parto.
·
Caminar:
la presión de la cabeza del bebé contra el cuello del útero estimula la
producción de oxitocina.
·
Tener
relaciones sexuales: estimula la producción de oxitocina, y el semen tiene una
sustancia llamada prostaglandina que colabora en que se desencadene el parto.
·
Estimulación
de los pezones: también ayuda a que se libere oxitocina.
·
Algunas
hierbas: té de frambuesa por ejemplo.
·
Terapias
complementarias: masajes, acupuntura, homeopatía.
Y si no funciona nada
de lo anterior. Antes de realizar una nueva cesárea, se puede probar con la rotura
artificial de membranas lo cual, generalmente, desencadena el trabajo de parto.
Tiempo
Algunos estudios
recomiendan que haya un lapso de 18
a 24 meses entre la cesárea y un siguiente embarazo para
que el nacimiento sea por parto vaginal. Sin embargo, son investigaciones con
algunas faltas metodológicas, lo que no los hace del todo confiables. Es decir
que se trata de una hipótesis que, aunque se maneja, no está 100% comprobada.
Algunos autores plantean que luego de seis semanas la herida de la cesárea ya
cicatrizó, mientras que otros creen que debe pasar un año para que termine de
completarse el proceso.
El tema de cuánto
tiempo esperar después de una cesárea para intentar un parto vaginal está en
debate. No obstante, en principio el tiempo no debería de ser determinante para
intentar un parto vaginal después de una cesárea.
Concluyendo, en la actualidad se reconoce que los partos vaginales
después de cesárea, no sólo son posibles, si no también, altamente
recomendables. En Uruguay se estila que luego de dos cesáreas, los siguientes
nacimientos sean también de forma quirúrgica. Sin embargo, es bueno saber que
en otros países del mundo, se realizan partos vaginales después de múltiples
cesáreas.
El deseo de la mamá, la información y el apoyo de la familia junto con
el personal de salud, son elementos imprescindibles para lograr un PVDC. Sin
embargo, lo impredecible siempre está presente, y la mamá debe saber que no
importa lo que haga, nunca hay garantías. Debe sentir que se hizo todo lo
posible, y más allá del resultado, lo importante es
celebrar la vida.
Claudia López
Licenciada en Psicología
Consultora Internaional de Lactancia Materna (IBCLC)
Educadora de Parto Lamaze (LCCE)
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