En una
investigación reciente, se descubrió que el destete temprano está directamente
vinculado al apoyo que brinda el papá del bebé (o el referente afectivo que
tenga la mamá) a la lactancia. Este descubrimiento dio luz a la importancia del
apoyo emocional a la hora de amamantar. Aunque biológicamente la mujer no tenga
ninguna dificultad, y que emocionalmente tenga la voluntad de hacerlo, si no
tiene un apoyo adecuado y convencido del entorno, confabulará contra la
duración de la lactancia.
Podemos
imaginarnos una situación, el bebé llorando, la mamá tratando de calmarlo, ya
le dio pecho, le cambió el pañal, pero no logra apaciguarlo. Es entonces que
aparece un papá cansado, que no entiende por qué su mujer insiste con el pecho,
y le dice: “Pero dale una mamadera que
capaz que tiene hambre”, “quizás tu leche no sea buena”, “¿te acordás de mi
hermana?, que no tenía suficiente leche, capaz que es lo mismo, dale una
mamadera, si mi sobrinito creció precioso, ¿qué le va a hacer un poco de leche
de complemento?”. Ejemplos como estos hacen que, por más voluntad que tenga
la mamá de amamantar, comience a cuestionarse su producción o la calidad de su
leche. Y estas situaciones, cuando se repiten varias veces en el día, o en la
semana, la mujer tiende a ceder, y así comienza un ciclo donde aumentan las
mamaderas de complemento, disminuyen las tomas de leche materna, terminando en
un destete prematuro (antes de los 6 meses).
En los
talleres de preparto, el taller de lactancia tiende a ser el que más ausencia
de figuras masculinas hay. En algunos lugares hasta se fomenta que ese día los
papás “pueden faltar”. Sin embargo, es crucial que los referentes afectivos
estén tan informados como las madres, y así puedan apoyar y ayudar en todo el
proceso. El papá tiene que estar convencido de la importancia de la leche
materna, y entender que la mujer tiene que hacer un esfuerzo físico y emocional
importante para lograrlo. A veces los
papás cuestionan: “pero si solo está
sentada amamantando”. Son muchas horas en el día (y la noche) donde “solo
se está sentada amamantando”, y la producción de leche en sí misma requiere un
gran consumo extra de calorías. Por esta razón, el apoyo de los seres queridos
es crucial para que la mujer pueda mantener la lactancia, disfrutando de la
misma.
Por otro lado, tenemos el aspecto social de la
lactancia materna. Esto refiere a aquellas cosas del entorno que fomentan o
anulan el amamantamiento. Por ejemplo, las leyes sociales que amparan a la
mujer que amamanta. Entre ellas se destacan:
-
Ley n° 16.104, que rige la licencia de trece semanas
por maternidad en empleadas públicas, y la Ley n° 15084 que refiere a las
empleadas privadas.
-
El Decreto 1/6/54 indica dos descansos de media hora,
cuando la mujer está amamantando, durante un lapso fijado por el Instituto
Nacional del Menor a través de sus servicios médicos.
Las mujeres que trabajan se encuentran con la realidad
de tener que volver al ámbito laboral a los tres meses de haber nacido el bebé,
cuando no antes. Esta realidad social dificulta que se sostenga la lactancia
materna exclusiva, ya que por lo general son jornadas de más de 4 horas. En
estos casos, se recomienda que la mujer no pase más de 3-4 horas sin extraerse
leche, así no disminuya su producción. La lactancia materna se rige por la ley
de “mayor estimulación - mayor producción”, por lo que si una mujer que
amamanta pasa demasiadas horas sin extraerse leche, su cuerpo va a reaccionar
produciendo menos.
Asimismo, en nuestra cultura, no se acostumbra
amamantar abiertamente. No es frecuente encontrarnos con mujeres amamantando en
un shopping o en una plaza, muchas veces ni siquiera en un cumpleaños familiar.
Algunas personas hasta lo encuentran ofensivo. Esto refiere a nuestra cultura y
costumbres, pero en ella nos estamos perdiendo la transmisión de una práctica
de generación a generación. Cuando de
niñas no vemos a nuestras madres, tías, vecinas amamantar; de adultas no
sabemos como hacerlo. Es común ver a una niña jugar con un bebé de juguete y su
mamadera; pero difícilmente vemos a una niña jugando a amamantar. La falta de
esta transmisión cultural hace que la mamá primeriza se enfrente a la lactancia
con dudas e inquietudes, y que muchas veces necesite la ayuda de un técnico adecuado
para solucionarlas.
En síntesis, podemos imaginarnos que el éxito en la
lactancia materna descansa en una mesa de tres patas: los aspectos biológicos,
los psicológicos y los sociales. Si una de ellas falta, entonces sostener la
lactancia exitosamente se hace mucho más difícil.
Claudia López
Lic. en
Psicología
Consultora
Internacional de Lactancia Materna (IBCLC)
1 comentario:
La nueva Ley en Uruguay: http://nacemamauy.blogspot.com/2014/07/licencia-por-maternidad-y-paternidad.html
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