Abuelos: una nueva oportunidad para disfrutar

Para algunos es una segunda oportunidad que les da la vida, para otros, una crisis vital que les cuesta procesar. Sin duda, la experiencia de ser abuelos transforma y renueva a los que nunca dejarán de ser “mamás y papás”.
 
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El proceso de “convertirse” en ABUEL@ no siempre es sencillo. Hace muchos años que vienen cumpliendo el rol de “padres”: guiando, acompañando, educando. Este nuevo rol de “abuelos” tiene facetas diferentes, e implica un lugar a construir. Cada uno elije qué tipo de abuelo quiere ser. Hay abuelos presentes: que participan activamente de la vida de sus nietos, que disfrutan de jugar y de acompañar su crecimiento. Asimismo, encontramos abuelos que mantienen cierta distancia, ya sea por lejanía física, como por dificultades personales que le impiden mantener un vínculo cercano con su niet@. Esto no implica que no haya cariño ni interés, tampoco determina el vínculo a futuro.
Se suele decir que se envejece como se ha vivido. El modo de ser abuel@ dependerá de cómo se haya vivido la niñez, de cómo fue uno mismo como hijo y como nieto. Se recuerda la relación con los propios abuelos, y se imita o se mejora. Sin duda, en estos aspectos influye cómo se ha vivido la edad adulta y cómo se han  desempeñado como padres y madres.

Cualquiera sea el caso, la relación “abuel@-niet@”, se construye desde el mismísimo comienzo, es decir, desde que el bebé está en la panza.  Los adultos damos el primer paso en elegir cómo vincularnos, por ejemplo, pueden participar del baño del bebé, cambiar los pañales, o mimar al bebé en brazos mientras los padres descansan. Existen infinitas opciones para ser un abuelo activo y presente.
En el caso de los abuelos más pasivos o distantes, a veces sucede que los adultos entablan vínculos más estrechos cuando el niño ha crecido y tiene otras capacidades para relacionarse e intereses para conversar. Los abuelos que viven a la distancia, pueden mantener otras conversaciones vía internet con los niños, cuando estos ya empiezan a reconocerlos y manejan el lenguaje verbal. Asimismo, algunos abuelos intensifican sus vínculos cuando tienen la oportunidad de realizar actividades pedagógicas (como puede ser hacer los deberes), o de participar juntos de actividades lúdicas.

No hay que olvidar el salto generacional que se genera cuando nace un bebé. Convierte en padres a quienes antes eran hijos, y en abuelos a quienes antes eran padres. Por esto, muchas veces, les resulta difícil aceptar su nuevo lugar y dar un paso al costado, para dejar que estos nuevos padres “tomen la posta”.
En nuestra cultura, esto sucede con frecuencia en el género femenino. Cuando las abuelas no se dan cuenta de sus limitaciones, pueden ocupar en parte el rol que les corresponde a los nuevos papás, y con el afán de ayudar y de cuidar, no permiten que sus hijos pasen a ser padres. Se confunde ser una abuela activa, con ser una abuela “invasora”.


Asimismo, existen diferencias entre los abuel@s maternos y los paternos. En nuestra cultura pareciera que la familia materna se sintiera un poco más habilitada a participar, tienen más confianza para opinar y se pueden tomar atributos que quizás no se le dieron. Aquí la mamá tiene que saber poner el límite. Puede resultar difícil, ya que implica enfrentarnos a nuestros propios padres, pero resulta vital para una sana convivencia.

Algo distinto pasa con la familia paterna. La realidad es que, para las madres, es muy difícil concebir realmente que su hijo, el bebé que cargaron 9 meses en su vientre, también es hijo de su padre, y nieto de sus abuelos paternos. Lo sienten como algo tan propio, que la idea de que forma parte de las dos familias, aunque se entiende racionalmente, puede ser difícil de concebir completamente. A esto se le pueden sumar las diferencias en las costumbres y valores, por lo que las mamás pueden sentirse reticentes respecto a los abuelos paternos. En estos casos, existen conflictos entre la mamá y los abuelos, y son casos en donde la mujer puede tender a limitar su vínculo. Es fundamental la actitud activa del padre, quien en estos casos, marcará el alcance de los nuevos roles.
 
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Sin duda, asumir el rol de abuelo no es tarea sencilla. Implica un trabajo en conjunto de toda la familia. Los abuelos deben entender que los responsables de la crianza de los niños son los padres, y éstos deben darle lugar a los abuelos para disfrutar y acompañar en la crianza. Es una segunda oportunidad para hacer con los nietos, lo que no pudieron hacer con sus hijos, para disfrutar y acompañar, sin la responsabilidad principal de educar. Algunos autores hablan de la importancia de que los abuelos mantengan su independencia. Es decir, que mantengan sus actividades y sus espacios. Para algunas personas coincide la llegada de los nietos con el retiro del trabajo remunerado. Que el ser abuelo no acapare todas las áreas de su vida, sino que puedan disfrutar plenamente de este nuevo momento vital.

En conclusión, convertirse en abuel@ es un proceso que comienza con las mismísima noticia del embarazo. La modalidad que se elija dependerá de las experiencias previas, y de las características personales del adulto, pero implica una elección de cómo uno quiere ser como abuelo. Con el tiempo se establecerá un vínculo, que irá siendo habilitado por los padres, es decir que implica un trabajo en conjunto de toda la familia. Pero hay algo que es seguro, los abuelos ya tienen demasiadas noches sin dormir, ya criaron a sus hijos, ahora llegó el momento de disfrutar.

Lic. Claudia López
www.nacemama.com

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