10 Consejos para disfrutar al máximo la llegada de nuestro bebé


Los días luego del nacimiento del bebé, son momentos especiales, llenos de fuertes sentimientos y emociones. Durante el embarazo soñamos con el encuentro con nuestro hijo, su primer llanto, fantaseamos con la lactancia y especulamos con los cambios que vendrán. El puerperio es este momento en donde los sueños se concretan, y comenzamos la travesía de convertirnos en padres.


Estos primeros días, y meses, la familia vivirá momentos llenos de alegría, que quedarán en el recuerdo de todos los integrantes. Sin embargo, también se experimentan sentimientos encontrados, cansancio, desconcierto e incertidumbre. Muchas mamás y papás expresan en estos días, frases como: “esta parte nunca me la contaron”, “nadie me dijo que iba a estar tan cansado”, “ojalá existiera un manual para traducir lo que el bebé quiere”.  Frecuentemente, la demanda casi permanente del bebé, conlleva un gran cansancio físico para los padres. Para la mamá, implica un esfuerzo especial, ya que su cuerpo se está recuperando de las exigencias del parto, más aún si necesitó una cesárea. Los cambios hormonales en la mujer desencadenan un importante nivel de sensibilidad, que cumple un rol importante en el establecimiento del vínculo con el bebé.
Para poder disfrutar al máximo los primeros encuentros, y los meses siguientes, propongo una serie de recomendaciones. Las mismas surgen a partir de la experiencia de acompañamiento de familias en este período, y considero pueden ser de gran utilidad.

1.      Limitar y/o dosificar las visitas en el hospital y los primeros días en casa.
El nacimiento de un bebé es un evento social. No solo implica a los padres, sino también a una familia que lo espera. Cada cultura tiene sus propios rituales para darle la bienvenida al nuevo integrante. En nuestra sociedad se acostumbra comprarle regalos al bebé, muchas veces flores para la mamá, y durante el primer mes se los visita y agasaja. A pesar que esta tradición se realiza con las mejores intenciones, no siempre es lo más indicado para el bebé, ni para los papás. La lactancia conlleva que la mamá este varias horas al día con los senos al descubierto, y puede resultarle incómodo amamantar frente a otras personas. El bebé no puede elegir cuando tener hambre, y puede suceder que quiera comer cuando haya visitas, generándose una situación un tanto incómoda para la mujer y los visitantes.
Asimismo, el ciclo de sueño de los padres puede verse alterado, puede suceder que el horario de vista del hospital sea cuando el bebé decide dormir, y los padres deben aprovecharlo. Esto no implica que no se puedan recibir visitas, pero sí dosificarlas. Que los padres puedan sentir la libertad de decidir cuándo es el mejor momento. Cuando la familia es grande, puede resultar útil planear de antemano cómo se distribuirán las visitas. Por ejemplo, los papás pueden plantear que prefieren que las primeras 48 horas sólo vayan los abuelos y tíos, luego en casa, poder recibir de forma fraccionada el resto de la familia.

2.      Tiempo para cocinar y limpiar.
Sucede a menudo, sobre todo con los papás primerizos, la falta de conciencia sobre el trabajo que implica un bebé recién nacido. La mujer muchas veces fantasea con su licencia maternal, pensando que podrá hacer muchas más cosas, además de atender al bebé. Sin embargo, esto generalmente no es posible. Los papás se ven atareados con el cambio de pañales, la lactancia, calmar cólicos, dormir al bebé, entre otras actividades propias de la situación. A menudo se encuentran que saltean una comida, o solo tienen tiempo para prepararse un vaso de leche. Es altamente recomendable que las semanas previas al parto, tanto mamá como papá, puedan prever una variedad de comidas. Puede resultar útil congelar los distintos menús, para tenerlos a disposición.
Sucede algo similar con las tareas del hogar. Ambos deben asumir que la casa puede estar un poco más en desorden que lo habitual. Quizás no se pueda lavar ropa todos los días, o las camas queden sin hacer. Son tareas que pasan a segundo plano dentro de todas las actividades que implica el cuidado del bebé. Es importante que mamá y papá sepan que está situación es circunstancial. Son solo las primeras semanas; a medida que se vaya creando una rutina, y el bebé se empiece a adaptar al ritmo familiar, todo se tornará más fácil. Contar con familiares o personas que colaboren en las tareas domésticas es una de las principales recomendaciones.

3.      No pretender hacer todo lo que refiere al cuidado del bebé.
Algunas mujeres tienen la sensación de que sólo ellas están capacitadas para atender plenamente a su bebé, y acaparan todas las actividades. No dejan que papá o un abuela/o cambien el pañal, no se animan a que nadie más bañe al bebé, y creen que únicamente en sus brazos se calman. Por un lado, éste es un sentimiento válido y propio de las emociones que conllevan la maternidad. Sin embargo, puede ser muy desgastante no dejarse ayudar. Mamá necesita recuperarse físicamente, descansar y alimentarse de forma apropiada, y esto lo podrá hacer, únicamente, si cuenta con apoyo de su entorno.

4.      Informarse durante el embarazo, tener profesionales e instituciones de referencia.
Cuando hay una mujer embarazada, o nace un bebé, es clásico encontrar que todos tienen una opinión que dar. Esto permite sentirse parte de la situación que vive el otro, por eso las mujeres tendemos a contarle a las embarazadas cómo fue nuestro parto, nuestras experiencias de lactancia, entre muchos otros cuentos. A veces los papás terminan desorientados entre tantas historias y consejos. Muchas veces, la variedad en las sugerencias sucede entre los mismos profesionales, por ejemplo, las enfermeras de un turno dicen una cosa, y las del turno siguiente tienen otra postura. Por esta razón, aunque entiendo que es importante escuchar los consejos que todos tienen para ofrecernos, es recomendable que durante el embarazo, los papás pueden asesorarse, conocer otras experiencias, visitar técnicos e instituciones. De modo que, cuando llega el momento de encontrarse con su bebé, tengan una idea de qué dificultades se pueden presentar, y asimismo, una idea de cómo solucionarlas. El sentido común debe ser uno de los principales aliados de mamá y papá. Muchas veces por seguir las recomendaciones de un libro o de un profesional, no pueden ver que la solución está a la vista.

5.      Aprender algo nuevo cada día, nadie nació sabiendo ser padre.
Como adultos, en el ámbito laboral, estamos acostumbrados a mantener cierto control y orden. Desarrollamos nuestro oficio o profesión con un bagaje teórico, y herramientas para solucionar las dificultades. Sin embargo, la maternidad y paternidad se nos presenta como algo totalmente novedoso y difícil de controlar. En la clínica es frecuente encontrarse con mamás que, en el ámbito laboral son excelentes profesionales, muy eficientes y autónomas, pero que a la hora de encontrarse con su bebé, se sienten totalmente desbordadas y/o desconcertadas. El dejarse sorprender por la nueva situación, entender que no podemos controlar la demanda del bebé, ni todo lo que va a suceder, resulta útil para enfrentarse a la situación con otra postura. Esperar que nuestro bebé nos asombre día a día, e intentar adaptarnos mutuamente a los distintos ritmos, es una de las tareas más difíciles, pero a su vez gratificantes, del puerperio.

6.      Dormir cuando duerme el bebé
En varios libros y en cuentos de amigos, los papás escucharán muy a menudo este consejo: “Duerme cuando duerma el bebé”. Sin embargo, es común que los primeros días, los papás desestimen esta sugerencia. Esto es, hasta que experimentan por sus propios medios, que ésta será la única manera de descansar. Hasta cerca de los 3 meses, el bebé no podrá discernir el día de la noche, por lo que necesitará alimento y atención prácticamente de forma constante. Sus ciclos de sueño serán de 2 a 4 horas (en promedio). Este ritmo puede resultar bastante agotador si los papás no diseñan formas para adaptarse. Una de las principales medidas es descansar cuando el bebé lo permite.

7.      Alimentarse lo más completo posible
En concordancia con el consejo anterior, para poder adaptarse mejor a las exigencias de los cuidados del bebé, es necesario que tanto mamá como papá se alimenten de forma adecuada. Sobre todo, amamantar consume un número importante de calorías, por lo que la madre debe mantener una dieta equilibrada. Es recomendable que tanto la madre como el padre se tomen tiempo para las cuatro comidas, evitando no saltear ninguna.

8.      No te preocupes por perder peso inmediatamente.
Es frecuente que mamá gane varios kilos extra durante el embarazo. Muchas mujeres tienen la fantasía que luego de nacido el bebé podrán hacer ejercicio y comenzar una dieta. Sin embargo, los primeros meses del puerperio no es aconsejable restringir los alimentos, ni tampoco mantener ejercicios de alto impacto. La mamá ya tiene suficientes tareas para mantenerse ocupada, como para agregar la preocupación de su físico. Lo más recomendable es que sea complaciente al verse en el espejo, debe tener presente que amamantar es una forma efectiva de bajar de peso. Es un buen momento para mimarse a una misma, tomarse tiempo para un buen baño, masajes o lo que sea que la haga sentir cuidada.

9.      Pide ayuda si te sientes sola, o muy triste.
    Durante el puerperio, es común que la mamá esté especialmente sensible y vulnerable. Pueden llorar fácilmente ante cualquier estímulo, ya que pueden angustiarse más de lo habitual. Este es un tema bastante más complejo como para describir en pocos párrafos, sin embargo es importante que la mujer sepa que puede sentirse más sensible, y que pida ayuda si nota que esta sensibilidad extrema se mantiene en el tiempo, o dificulta el cuidado y el vínculo con el bebé. En este caso se podría pensar en una patología, como es la depresión postparto. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), del 10 al 15% de las mujeres sufren esta dolencia, donde se requiere la intervención pertinente de un profesional.

10.   Disfruta cada día
    El nacimiento de un bebé es una de las experiencias más increíbles que podemos vivir. La maternidad y paternidad nos enfrenta a grandes desafíos, que sin duda iremos sorteando con paciencia y dedicación. Cada día, nuestro bebé nos enseñará algo nuevo, e iremos aprendiendo el oficio de ser mamá y papá. En el correr del primer año, nuestro hijo comenzará a probar sus primeros alimentos sólidos, dirá algunas palabras, y hasta puede comenzar a caminar. Todos estos, son procesos que van sucediendo de forma rápida, cuando queremos darnos cuenta, nos encontramos llevando a nuestro hijo, ya grande, a la escuela. Por esto, la última recomendación y la más importante es disfrutar al máximo, cada día, cada situación. En definitiva, lo que nuestros hijos necesitan es de nuestro cariño y atención.

    Lic. Claudia López 

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