La paternidad es un rol que se ha transformado vertiginosamente en pocos
años. Si pensamos en 40 años atrás, culturalmente los hombres se mantenían por
fuera del proceso cultural de embarazo y nacimiento. Esta forma de vivir la
paternidad no debemos juzgarla, pues correspondía a otro momento
socio-histórico, en donde lo esperable era que el hombre no concurriera a los
controles del embarazo y mucho menos que participara del trabajo de parto.
Puede ser un buen ejercicio preguntar a nuestros padres y abuelos,
rememorando las vivencias y formas de experimentar la paternidad en cada
familia. De esta forma resulta sencillo tomar conciencia de la rapidez con que
se han cambiado ciertos roles.
Conozco hombres que conocían a sus bebés durante el horario de visita del
hospital. Otros que nunca cambiaron un pañal.
Los padres actuales se enfrentan a esta experiencia sin modelos claros de
cómo vivirla, pues sus padres y abuelos la enfrentaron de forma totalmente
distinta. Esto no es algo “bueno” ni “malo”, sino que explica la complejidad en
la construcción del modelo moderno de paternidad. Muchas veces estos papás, se
ven bombardeados con múltiples
exigencias del entorno: ir a los talleres de parto, asistir a las consultas
con el ginecólogo, participar en el trabajo de parto, y luego enfrentar la
crianza de forma activa y participativa.
Muchos hombres le dan la bienvenida a esta forma de vivir la paternidad,
se sienten cómodos con ella, y la viven en plenitud. Sin embargo, esto no
siempre ocurre así. Hay papás que se sienten incómodos en estas actividades,
que no son capaces de sostener las molestias de la mujer en el trabajo de
parto, ni tampoco pueden manejar las vicisitudes propias de la crianza. Lo
interesante puede ser que el hombre se cuestione estas exigencias y pueda
resolver junto a su pareja la mejor forma de vivirlas para su familia. Por
ejemplo, preguntarse:
- ¿Cómo me siento en las consultas con el ginecólogo? ¿En los talleres de parto?
- ¿Me siento contemplado?
- ¿Me genera más ansiedad y miedos?
- ¿Me siento exigido?
La presencia del papá en el parto
En este cambio social vertiginoso, la presencia del padre en el trabajo
de parto parece ser imprescindible. Muchas veces se sienten juzgados por el
personal de salud si el hombre decide apartarse o dejar lugar a otro miembro de
la familia. La realidad es que el hombre no siempre ejerce un rol útil en el
trabajo de parto. Aquí la mujer tiene la necesidad de sentirse cómoda,
contenida y acompañada en las sensaciones físicas que pueden resultar muy
intensas. Si el hombre no es capaz de sostener estas vivencias, quizás sea
mejor que haya otra persona presente que sí pueda ejercer un rol activo.
Recuerdo el caso del cantante Robbie Williams, quien durante el trabajo
de parto de su pareja comenzó a cantar y bailar causando risas en todos quienes
acompañaban, excepto en su pareja. Las imágenes de este video son muy
significativas, pues ella quería fulminarlo con la mirada, mientras él se
divertía y disfrutaba de la experiencia.
El hombre precisa conocer las distintas fases del trabajo de parto, para
así poder acompañar a la mujer desde un rol activo y comprensivo, siendo un
verdadero pilar en la bienvenida a su bebé. Cuando la pareja consigue compartir
esta experiencia, será un momento que quedará granado tanto en las memorias
individuales, como en los recuerdos fundantes de su historia familiar.
Pero es preciso tomar consciencia que no todos los hombres pueden
sostener emocionalmente a sus parejas, pues requiere de una gran exigencia
física y psicológica. Es frecuente encontrar casos en donde la mujer opta, por
ejemplo, por darse la anestesia epidural pues se siente sola o no encuentra ayuda
para sobrellevar las molestias propias de las contracciones. Algunas mujeres me
han confesado que prefieren usar la anestesia en el trabajo de parto, no por
ellas mismas, sino pensando en sus parejas, quienes no saben manejar bien el
dolor ajeno.
La presencia de una Doula puede ser un buen recurso para estos hombres un poco más inseguros, ya que la
misma será de contención no sólo para la mamá, sino también para el padre. Ella
le dará herramientas al hombre para que pueda acompañar a la mujer, y en caso
de necesitarlo, él podrá replegarse mientras que la Doula acompaña a la mamá.
De esta forma la mujer no deja de estar apoyada y contenida mientras transita
la experiencia del parto.
¿Qué sucede en la lactancia?
Me asombra saber que aún existen centros de maternidad donde se sugiere
que el hombre no asista al taller de Lactancia Materna. Está ampliamente
demostrado que el apoyo del padre es un elemento crucial para que la lactancia
se sostenga y sea exitosa. La mamá puede lidiar con comentarios engorrosos de
sus familiares, vecinos y hasta del personal de salud, pero si el padre del
bebé insiste por ejemplo, con ofrecer un biberón en la noche, la mujer podrá
sostenerlo un día o dos, pero al tercero accederá al biberón. Es fundamental
que el hombre esté informado, que conozca los beneficios de la leche materna
así como de los riesgos de la leche artificial, para entonces ser un verdadero
compañero en esta travesía de la lactancia.
![]() |
Fuente: www.dogumkaresi.com/ |
Tanto durante el embarazo como en los primeros meses del puerperio, la mujer está en un momento de gran
vulnerabilidad emocional y cognitiva, esto significa que en muchas ocasiones el
hombre tendrá una función de “ayuda memoria”. Si él participa de encuentros en
talleres, si comparten lecturas de la temática, a la hora de tener que vivirlo,
él podrá recordarle a la mujer elementos importantes para el éxito de la
lactancia.
En conclusión, los padres modernos se encuentran exigidos en tener que
cumplir con un rol completamente nuevo en nuestra cultura. Algunos se sienten
muy cómodos y disfrutan de esta experiencia, mientras que otros no tanto. Será
crucial la comunicación de la pareja para poder compartir los sentimientos
mutuos y así poder diseñar juntos la mejor forma de convertirse en papás.
Lic. Claudia López Rodríguez
www.nacemama.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario